
El hombre se desarrolla de modo ordenado
En cuanto seres espirituales, existimos por la voluntad de Dios. Sí, Dios nos
llama y cada hombre debe responder a ese llamado. Esa es nuestra realidad
más profunda: somos llamados. No vivimos sólo para durar, sino para
perfeccionarnos cada vez más. Estamos abiertos al mundo, a la humanidad y a
Dios. Eso significa que nuestro dinamismo nos impulsa a engrandecernos,
superarnosy realizarnos unidos al mundo, a la humanidad y a Dios. Ese
dinamismo no es una fuerza ciega, sino una invitación de Dios. Somos llamados
a enriquecernos, desarrollando el cuerpo y el espíritu mediante las actividades
culturales. Eso sucede desde que el hombre es creado y llamado a dominar al
mundo. Somos llamados a superarnos mediante la consciencia y del dominio
propio. Somos llamados a entregarnos con generosidad, que nos hace superar
los límites y nos introduce en el mundo maravilloso de la comunión y del amor.
Ese llamado de Dios y el dinamismo de amor pertenecen a nuestra estructura
humana, constituyen nuestro valor y definen la ley de nuestra acción.