El cuerpo es un intermediario
No podemos comunicarnos de modo directo con las almas. Los cuerpos
permiten expresarnos sólo de modo incompleto. Usamos ojos, palabras, gestos
aunque los otros sólo pueden adivinar algo de lo que deseamos decir. Solo el
amor nos hace llegar al otro. Porque en nuestro corazón hay fuerzas de
comunión y de aislamiento. Puede haber muchos cuerpos y no se comunican,
porque el alma se encierra en un caparazón. Y el cuerpo se hace una pared que
nos impide la comunidad natural de esposos, padres e hijos, hermanos. Ese
aislamiento puede ser una desgracia o una falta. Precisamos vencer las
resistencias del cuerpo y del alma para desarrollar nuestras vidas. Cada vez que
quiero mirar mi alma pura, comprendo que debo usar mi cuerpo. Entonces sé
que existo, pero no sé qué soy yo. Este es nuestro gran misterio: psicológico,
pues perdemos posibilidades; moral, pues nos hacemos cobardes; espiritual,
pues no encontramos a Dios tan fácil. Solo el amor nos despertará a los demás
y a Dios, aunque veremos ese tema después. Ahora debemos profundizar a este
cuerpo opositor.