El cristiano y el pagano
Descubrimos la profundidad de la Esperanza por que esperamos la salvación. Por la
salvación esperada resulta difícil caer en el abismo de la desesperación. Los cristianos
decimos: “Acabaré bien”, pero el hombre natural no puede decirlo. El hombre natural
nunca puede esperar el final que esperamos los cristianos. Tampoco puede el pagano
caer en una desesperación tan honda como la nuestra. El mismo relámpago que nos
manifiesta la realidad sobre-natural de la Gracia, nos revela la culpa y el abismo que
nos separa de Dios. Es muy distinto que un cristiano o un pagano diga: Acabaremos
mal y yo también. El cristiano que duda de la vida eterna suprime su carácter de
caminante y niega el camino real hacia la plenitud y la felicidad que es el encuentro
con Cristo glorificado. La desesperación del Cristiano es una decisión contra
Jesucristo. Es una negación de la salvación. En la desespereación se manifiesta la
esencia del pecado que es contradecir la realidad. ¿Qué realidad? El camino que nos
lleva a la felicidad total.