El amor continúa el acto creador de Dios
Cuando decimos que el amor es el principio de todo querer: el hacer y el amar,
hemos llegado al centro de la vida humana. El amor es el motor de arranque de la
existencia humana, porque el núcleo de cualquier ser humano es la voluntad y el
querer. Si, la voluntad es la fuerza más poderosa del alma, dice S. Tomás de Aquino.
En el amor se decide lo que cada persona es: “Cada uno vive de su amor, hacia el bien
o hacia el mal, dice san Agustín. Y también afirma: “Todo lo correcto en el hombre es
el orden en el amor”. Cuando no hay orden en el amor, comienzan las dificultades y
rupturas entre las personas.
El amor es el acto por excelencia de la voluntad. ¿Qué quiero cuando amo a otra
persona y le digo “Es bueno que existas”? En esa exclamación puede haber distinta
intensidad. Sin embargo, aunque la intensidad sea débil estoy afirmando que acepto la
existencia de la otra persona. Si dijera “Quiero que mueras”, niego que valga la
existencia del otro.
Podemos preguntarnos “¿No tengo en contra de que exista este colaborador, esta
vecina, este compañero?” Si no tengo nada en contra, acepto la existencia del otro y,
aunque de modo débil, lo amo.