El amor a lo temporal lucha contra el mal
El mundo ha sido tocado por el primer pecado. No lo ha corrompido. El
pesimismo fue rechazado por la Iglesia. La creación y el hombre están unidos y
el hombre tiene que darle su sentido y plenitud. Cuando el corazón humano
estaba unido a Dios, todo era armonioso. Cuando el hombre se apartó de Dios
sus fuerzas interiores se dislocaron y las cosas se desunieron. Por eso los
valores que mencionamos no existen en estado puro: el mal puede destruirlos.
Nuestro amor a lo temporal trata de salvar todo lo bueno que puede. En este
mundo concreto, ya no armonioso, los cristianos queremos librar y ampliar los
valores desaparecidos. Esa es la tarea de purificación y liberación, es el trabajo
redentor, un trabajo doloroso, porque las criaturas humanas podemos
quebrarnos. Ya no estamos en el Paraíso, sino que buscamos con interés
dominar las fuerzas malas para llevarlas a lo espiritual. Esa es nuestra misión y
hay que sufrir para eso. Nos apoyamos en Cristo que puede purificar todo.
Evitamos vivir en el resentimiento.