DAR LO MEJOR DE UNO MISMO
¿Se acuerdan de las bodas de Caná? ¿La fiesta de casamiento en donde se acabó el vino? ¿Qué vino le regaló Jesús? Jesús daba lo mejor de si mismo: no se guardaba nada. El vino de Caná es el ejemplo visible para los cristianos.
¿Cuántas cosas tienes guardadas en plástico para «una ocasión especial» que nunca llega? Platos y copas, sábanas, ropa interior y toallas, sobretodos y frazadas. ¿Quién heredará todo eso? ¿Has pensado que tus nietos mirarán las sábanas de hilo como cosas anticuadas, tus tapados como cosas de otra época?
Y vayamos a lo esencial: el amor. ¿Reservas el amor y el afecto hasta que alguien «se lo gane», «se lo merezca»? Con ese criterio, ¿por qué Jesús nos ama? Lo mejor de tu corazón es el amor y conviene darlo a manos llenas. Recuerda lo que decía S. Vicente de Paul: «La gente es desagradecida. Hay que amarla porque Jesús la ama».
