
Curar la tristeza
Mensaje 397
La epidemia de fiebre china y la consiguiente larga cuarentena a que fuimos sometidos causó graves daños en la población argentina. Se cortaron los vínculos familiares y sociales. La gente se encerró. Cambiaron los hábitos tanto de los horarios de sueño y como de alimentación y otros. Pocos pudieron hacer ejercicio físico. Las iglesias quedaron desiertas. Y comenzó uan epidemia de ansiedad y en muchos casos de depresión. La depresión es una de los peores enfermedades emocionales, porque deja al hombre destrozado.
Podemos salir de este caos y de cierta “acidez” que ha contagiado al pueblo. Es una tristeza sobre la vida. Por eso, es necesario recuperar nuestra sensibilidad afectiva y empezar a transitar nuevos caminos. Eso es indispensable para recuperar la alegría de vivir.
Lo primero es retomar la vida religiosa de unión a Dios. La oración constante y las peticiones al Espíritu Santo nos hacen confiar en Dios y recibir el amor de Jesús. Luego, la participación en la Misa de modo activo y consciente tare beneficios inmensos para la salud física, emocional y espiritual. Sobre todo, el silencio de adoración y las respiraciones profundas con la oración del corazón nos traen la paz y al serenidad: Señor Jesús, Hijo de Dios vivo, ten piedad de mi que soy un pecador. Así podemos cambiar. Toda la Iglesia es llamada a conseguir una nueva devoción al Espíritu Santo y a la Palabra de Jesús. Porque el Espíritu de Jesús nos saca de la tristeza y la acidez. Nos entrega el don de la alegría. De sabernos amados por Dios de un modo maraviloso. Entonces recuperamos también las ganas de amar a los demás. Y empieza a sanarse la sociedad.