
Cómo simplificar la vida y no complicarla
Muchísima gente hoy en día piensa que las ceremonias, los ritos y el uso de símbolos complican la existencia. Ese es un error común sobre los ritos, las formas y el simbolismo en general. Lo cierto es que los ritos y el simbolismo hacen que las cosas sean más simples que si se hicieran de otra manera.
La tendencia natural de todas las cosas en una sociedad civilizada es hacerse cada vez más complicadas. La única manera de mantenerlas en su simplicidad es fijarlas para siempre en una forma, o sea, hacerlas una ceremonia, un rito. Por ejemplo, darse la mano es una ceremonia fija. Podríamos hacer otra cosa, en lugar de darnos la mano, mover los brazos, mover la cabeza, cosas complejas y fantásticas. Pero siempre queda el hecho sólido que hay una costumbre fija y ceremoniosa: darse la mano.
Hay también una tendencia a querer adornar las cosas para que parezcan más de lo que son. Se adorna todo, desde las tortas a los paquetes. La única manera de parar ese gusto por los adornos extravagantes, es hacer que el adorno signifique algo. Si el Crucifijo no tuviese un sentido religioso, a esta altura los Crucifijos tendrían ahora muchos brazos como un árbol. Pero como mantiene su significado religioso y racional, mantiene su forma simple.
Los ritos mantienen las costumbres humanas dentro de ciertos límites, sin extravagancias. Una mujer casada si quiere usar anillos para mostrarse se pondrá anillos muy complicados, con arabescos y toda clase de adornos inventados por los joyeros. El único anillo que una mujer usa como parte de su vida pública es el anillo de matrimonio, que es sumamente simple. Y es simple porque la vida púbica exige que el anillo sea un simple anillo. Así como los católicos, mantenemos el Crucifijo como un simple Crucifijo.