
COMENTARIO AL TEXTO DEL EVANGELISTA SAN LUCAS (1): 1:5-25.
La escena comienza en el Templo de Jerusalén. Zacarías era uno de los 24 sacerdotes que oficiaban, dos veces por año, durante una semana en el Templo. Zacarías debe oficiar en el altar del incienso, exactamente frente al «Santo de los Santos», el lugar del Arca de la Alianza. Zacarías y su esposa, Elizabeth son descendientes de la clase sacerdotal y «justos delante de Dios».
En el Templo Zacarías tiene la visión, en forma humana, del Arcángel San Gabriel. En esa visión, Gabriel anuncia una nueva etapa en la obra redentora de Dios hacia su pueblo. Lo importante de las palabras de Gabriel son aquellas en las cuales asigna la misión que tendrá el hijo de Zacarías y Elizabeth, Juan el Bautista. Gabriel anuncia que será nazoreo desde el seno materno, es decir, una persona dedicada permanentemente a Dios. El evangelista presenta a Juan el Bautista como el último de los antiguos Profetas que Dios enviaba a su pueblo.
Para eso, Juan estará «lleno del Espíritu Santo desde el seno de su madre». No es una tarea por un tiempo, sino una misión para su vida entera. Juan terminará entregando su vida por aquel a quien debe anunciar: el verdadero Mesías. Asimismo, Juan es el que ya como bebé gestado, reconoce la presencia de Jesús, que es aquel Elías redivivo que debía volver a su pueblo.
Zacarías es probado por el Ángel, pues tiene un momento de desconfianza hacia las palabras prometedoras de Gabriel queda sordomudo hasta que le preguntan que nombre se le pondrá. Elizabeth permanece escondida, pero llena de alegría por lo que Dios ha realizado por ella. La escena comienza con una sorpresa para Zacarías y termina con la alegría de Elizabeth.
Para nosotros, el Arcángel Gabriel sigue anunciándonos la redención humana, que es el designio salvador de Dios para nosotros. Gabriel es quien nos presenta a Jesús el Cristo.