COMENTARIO AL TEXTO DEL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 2:21-35
El evangelista Lucas nos presenta tres ceremonias de culto sobre el Niño Jesús:
1º. La circuncisión y el Nombre que le puso el Ángel Gabriel. En este primer rito el Niño es marcado con el signo de la Alianza (Génesis 17:11) e incorporado al pueblo israelita.
2º. La purificación de María: el texto dice «ellos», pero en realidad sólo se purificaba la madre. Ella ofrece un par de palomas y dos pichones (Levítico 12:6.8).
3º. La presentación del Niño Jesús en el Templo, con la «redención» del Niño según la Ley (Ex. 13:2), esto se hacía ofreciendo 5 shekels un mes después de su nacimiento (Num. 3:47-48)
La presentación en el Templo es el cumplimiento de dos profecías: Malaquías 3:1-2 («El Señor llegó a su Templo») y Daniel 9:24 (Después de 70 semanas el Santísimo es restaurado en el Templo). Notemos en estas escenas la fidelidad de María y José, como judíos piadosos, a cumplir los requisitos ceremoniales de la Ley israelita, que es mencionada tres veces. Estas escenas son el marco para el testimonio de Simeón y Ana. Además, están llenas de contrastes, y aparece Jesús como salvador universal.
El anciano Simeón canta la grandeza de Jesús con un Cántico (vv. 29-32) y un Oráculo profético (vv. 34-35). Simeón es descrito como justo, devoto y esperanzado en «la consolación de Israel». Esa Consolación de Israel y la redención de Jerusalén son el mensaje del heraldo de buenas noticias en Isaías 52:9. Simeón posee el Espíritu Santo. «Morirse en paz» significa que Simeón ya puede dejar de esperar porque su esperanza ha llegado.
El Cántico tiene tres dípticos. Simeón se coloca a si mismo con el centinela alerta sobre la llegada de alguien. Su cántico tiene resonancias a Isaías 49:5-6. Anuncia la paz, la salvación y la luz, para todos los pueblos.
El Oráculo profético a María es ominoso sobre el futuro. La «espada» indica dos elementos: 1º. El sufrimiento; 2º. La adquisición de juicio: María debe ir hacia una más profunda intelección de las implicancias de Jesús.