CELEBRAR
Algunas personas celebran sólo los cumpleaños y ciertas fechas acostumbradas por la sociedad. Otras nunca celebran nada, porque como se dice: «en lugar de ver la media botella llena, se lamentan de la media botella vacía».
Hay que sacarse la idea de que lo único que debe celebrarse es «lo grande». Tenemos que preguntarnos qué cosas pequeñas podemos celebrar, festejar. La celebración es una actitud interior ante lo que nos alegra la vida y nos da fuerza para seguir adelante. Por eso, los cristianos celebramos cada día la iniciativa amorosa de Dios que nos llama a triunfar como seres humanos: rezamos el rosario o vamos a Misa.
Les propongo tres pautas de celebración para «abrir» la casa con sencillez:
1. Celebren los «éxitos pequeños» de sus amigos y parientes, de la comunidad.
2. Celebren cuando pongan orden (revisar roperos, regalar lo que otros pueden usar mejor, contestar llamados y cartas, etc.).
3. Celebren la amistad, como hizo Jesús: reúnan amigos y compartan una copa.